Transición energética: un desafío central de la mitigación climática
La mitigación del cambio climático es uno de los pilares fundamentales de la acción climática global. Implica la reducción o prevención de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), con el objetivo de limitar el calentamiento global y sus impactos socioambientales.
En el centro de esta agenda se encuentra la transición energética, un proceso complejo que exige la sustitución progresiva de los combustibles fósiles por fuentes renovables y de bajo carbono. Este es uno de los mayores desafíos globales y no se trata solo de un cambio tecnológico, sino de una transformación estructural que afecta cadenas productivas, modelos de negocio y políticas públicas.
La urgencia de la transición energética
Según el Energy Transition Outlook (ETO) 2024 de DNV, la trayectoria más probable de la transición energética actual llevará a un aumento de temperatura de 2.2 °C hacia finales de siglo, un valor superior a la meta de 1.5 °C establecida por el Acuerdo de París. Esto evidencia la urgencia de acelerar la descarbonización, especialmente en sectores de alta intensidad energética y difícil electrificación, donde las políticas públicas y las fuerzas del mercado aún no están entregando los resultados esperados.
A pesar de los avances notables en energía solar fotovoltaica, tecnologías como el hidrógeno y la captura y almacenamiento de carbono (CAC) aún enfrentan barreras significativas de costo, escala y aceptación en el mercado. La caída en los precios de las baterías ha impulsado tanto la generación solar con almacenamiento como la electrificación del transporte, con la expectativa de que la mitad de las ventas globales de vehículos nuevos sean eléctricos para 2031. Sin embargo, sin un apoyo más robusto a tecnologías emergentes y sin políticas que incentiven la descarbonización de los sectores más difíciles, la transición energética corre el riesgo de desacelerarse justo cuando más se necesita velocidad y escala.
Los principales desafíos de la transición energética
- Infraestructura e inversiones
La sustitución de fuentes fósiles por renovables requiere una infraestructura moderna, resiliente y descentralizada, que incluya redes inteligentes, sistemas de almacenamiento de energía, electromovilidad y producción de hidrógeno verde. El alto costo inicial y la necesidad de financiamiento a largo plazo siguen siendo barreras significativas, especialmente en países en desarrollo.
- Descarbonización de sectores difíciles
Sectores como la siderurgia, el cemento, el transporte marítimo y la aviación enfrentan desafíos técnicos y económicos para reducir sus emisiones. La electrificación no siempre responde a la magnitud de estos desafíos, ya que los propios procesos son intensivos en emisiones, lo que exige soluciones como la captura y almacenamiento de carbono o combustibles alternativos. Conozca aquí la previsión global de DNV sobre el futuro de la captura y almacenamiento de carbono (CAC).
- Seguridad energética y justicia climática
La transición debe garantizar el acceso universal a energía limpia, sin comprometer la seguridad energética ni profundizar las desigualdades sociales. Esto exige políticas públicas integradas y un enfoque justo, que considere los impactos sobre trabajadores y comunidades dependientes de actividades intensivas en carbono.
- Innovación y madurez tecnológica
Aunque muchas tecnologías de bajo carbono ya existen, no todas están listas para escalar comercialmente. La innovación continua es esencial para reducir costos, aumentar la eficiencia y viabilizar soluciones disruptivas.
Oportunidades para empresas que lideran la mitigación
La transición energética no será viable sin la participación activa del sector privado. Empresas de todos los sectores tienen el poder y la responsabilidad de invertir en eficiencia energética, migrar a fuentes renovables e innovar en modelos de negocio circulares y de bajo carbono.
Las empresas que desean liderar la mitigación climática deben comenzar mapeando sus emisiones y estableciendo metas. Además, es fundamental invertir en eficiencia energética, en la adopción de fuentes renovables, así como evaluar procesos y tecnologías existentes, al mismo tiempo que se involucra a proveedores y clientes en toda la cadena de valor. Finalmente, monitorear y reportar los resultados con transparencia y credibilidad es esencial para garantizar un progreso real y fortalecer la confianza de los grupos de interés.
A pesar de los desafíos, la transición energética ofrece numerosas oportunidades para empresas que actúan de forma proactiva:
- Acceso a financiamiento verde e incentivos fiscales.
- Diferenciación competitiva en mercados que valoran productos y servicios sostenibles.
- Fortalecimiento de la reputación corporativa y atracción de talento.
Conclusión
La transición energética es uno de los mayores desafíos y una de las mayores oportunidades de nuestra era, y será uno de los principales temas en discusión en la COP30. Con una matriz eléctrica ya mayoritariamente renovable, Brasil tiene el potencial de impulsar una agenda climática que combine descarbonización con generación de empleos, justicia social y conservación ambiental.
Más allá de una exigencia ambiental, la transición energética representa una palanca estratégica para la innovación, la competitividad y la resiliencia empresarial. Al enfrentar los desafíos de la mitigación con una visión de largo plazo, las empresas no solo contribuyen a un futuro más sostenible, sino que también fortalecen su posición en un mercado en transformación.
DNV actúa como socio técnico en este proceso, apoyando a empresas de todo el mundo en la definición de metas climáticas, en la evaluación de riesgos y oportunidades, y en la construcción de estrategias robustas de mitigación, con base en conocimiento consolidado y metodologías reconocidas. Póngase en contacto con nuestro equipo y conozca cómo también podemos apoyar a su empresa en los desafíos de mitigación.
04/07/2025 13:22:00